
En este breve post argumento que la crisis financiera desatada en Estados Unidos no es la causante de la crisis europea, sino el detonante.
La moneda única introducida una década atrás, y la falta de unión política y fiscal son los responsables de los profundos desequilibrios que nos han llevado a esta crisis desconocida, y en la que estamos sacrificando a pueblos enteros en nombre del Euro.
La crisis financiera originada en Estados Unidos en 2007, y después extendida por el mundo, ha arraigado en Europa de una manera inusualmente dramática y asimétrica.
Mientras que algunos países como Alemania, Holanda y Austria parece que han dejado atrás la crisis, el sur de Europa –o mejor dicho “la periferia”- parece que se hunde más y más sin que se encuentre solución eficaz. La austeridad ha hecho decrecer el PIB, ha generado millones de parados y ha disparado la desigualdad.
Una moneda única mal diseñada ha permitido que los países del sur se endeudaran a bajos tipos para hinchar una burbuja inmobiliaria negada obstinadamente hasta que pinchó. La moneda única volvió rápidamente poco competitivas las economías del sur, las cuales soportaron durante años una balanza comercial negativa a base de pedir prestado dinero barato a Alemania. Este país, que tenía excedentes de capital, los empleaba en financiar a sus clientes para que no dejaran de comprarle, aunque fuera a crédito.
Cuando la caída de Lehman Brothers provoca un tsunami financiero que recorre el mundo, los inversores entran en modo pánico y dejan de prestar a la economía productiva. La financiación se interrumpe bruscamente, y los desequilibrios acumulados durante una década de moneda única y tipos históricamente bajos salen a la superficie. Ahora toca PAGAR.
Las burbujas inmobiliarias en Irlanda y en España pinchan. En el resto de países también hay excesos inmobiliarios para purgar. Los bancos y cajas acumulan pérdidas enormes y la clase política casi al unísono nos hace creer que tienen ser rescatados con dinero público (eso ya no es así).
Esto supone que el endeudamiento privado se va traspasando mediante el mecanismo de “socialización de pérdidas” a endeudamiento público. Los acreedores aplauden este mecanismo que les garantiza el valor de sus activos, su patrimonio, su gran capital.
En consecuencia, hay que recortar gasto público, subir los impuestos y empezar a amortizar las deudas.
Pero para devolver el capital a los acreedores extranjeros hace falta primero dejar de pedir prestado, y segundo generar superávit comercial que genere el capital necesario para pagar. Tradicionalmente en España, la manera de corregir un déficit de balanza ha sido devaluar la moneda (1959, 1967, 1976, 1977, 1982, 1992, 1992 bis, 1993 y 1995), ya que la alternativa era mucho más dolorosa, y consistía en bajar los sueldos a los trabajadores ya fuera por decreto o ya fuera por “mecanismos de mercado”.
Estos mecanismos de mercado son ni más ni menos que la oferta y la demanda. Si no hay oferta de trabajo y sí mucha demanda, los trabajadores aceptarán trabajar por menos para competir con los otros trabajadores en paro. Este sistema opera con tanta más fuerza cuantos más parados hay, y cuantos menos derechos tienen estos (ya que un trabajador no está autorizado a rebajar sus derechos mínimos).
El diseño del euro que impide las devaluaciones competitivas que ahorran mucho sufrimiento a la población, y la ausencia de sistemas europeos comunes de garantías sociales, derechos laborales y fiscalidad, han desembocado en una crisis sin precedentes.
Es la concepción de la Unión Europea lo que hace aguas, pero ninguno de los históricos partidos mayoritarios está dispuesto a reconocer que se equivocaron profundamente en los años ochenta y noventa cuando se negoció el modelo europeo. Hemos tenido que esperar más de cinco años de crisis para que nuevos partidos sin la hipoteca del pasado denuncien que esta Unión Europea ha sido creada con un interés muy distinto al de la paz en Europa, que no es otro que el de crear un gran mercado para las grandes empresas y para el capital, en detrimento de los derechos de los ciudadanos.
Gabriel Asuar Coupé
desgobierno.es
20 de enero de 2015