En este artículo voy a justificar que, pese a lo que mantienen las autoridades europeas, la unión monetaria sí tiene mecanismo de marcha atrás, y que todos los euros no son legalmente iguales. tienen el mismo valor mientras perdure el consenso político.
Diseño del euro
Cuando se fundó el euro en 1993 en el tratado de Maastricht, se tomaron una serie de decisiones fundamentales respecto de la arquitectura de la Unión Europea y del Euro. Estas decisiones venían recomendadas por el «Delors Report» de 1989 en el que el presidente de la Comisión Europea entre 1985 y 1995 sentó las bases del Tratado de la Unión Europea y de la introducción del euro en 1999.
Intentaré tratar en otro post la historia de esta concepción equivocada (o mal implementada) de la Unión Europea, tal y como su padre fundador ha reconocido en una entrevista concedida en 2011 a The Telegraph.
Resulta chocante que preguntado respecto de si el euro sobrevivirá, evita pronunciarse al respecto citando a Gramsci: «tengo el pesimismo del intelectual y el optimismo de la voluntad». Que el padre creador del euro no transmita más apoyo mediático a la moneda única es sintomático.
Fue decisión del Delors Report conservar los bancos centrales nacionales con atribuciones importantes, federados bajo una autoridad central, el Banco Central Europeo (BCE).
Cada banco nacional imprimiría billetes y acuñaría monedas (agregado monetario M0) por un monto proporcional a su participación en el BCE, y estos billetes y monedas tendrían una identificación del banco nacional emisor (letra del número de serie).
El dinero electrónico bancario, el de las cuentas bancarias de los ciudadanos y empresas (agregado monetario M1), estaría residenciado en el país de la sucursal bancaria.
Igual desconocen que el montante de todas las cuentas bancarias de cada banco en un país está supervisado por el banco central nacional, y esta es la manera de controlar que no se crea dinero electrónico ilícito por las entidades financieras. A su vez, los saldos de los bancos centrales nacionales están controlados por el BCE, para que estos tampoco creen dinero sin autorización para financiar a los estados.
Por lo tanto, tengamos claro que si bien valen lo mismo, tanto los euros en metálico como los electrónicos de la Eurozona tienen una nacionalidad que los distingue legalmente. Y esto también se aplica para los euros que pertenecen a extranjeros a la eurozona que, o bien son en metálico y están identificados por la letra del número de serie, o bien son depósitos bancarios en un banco necesariamente de la eurozona o con un acuerdo con alguno.
Hasta aquí la cosa es sencilla, ¿pero qué pasa cuando transferimos electrónicamente dinero de una cuenta española a una alemana? ¿Hay una conversión de euros españoles a euros alemanes, o son los mismos? ¿Se realiza un cambio de nacionalidad de moneda?
Pues sí. Se produce un cambio puro y duro entre dos divisas de mismo valor, de euros españoles a euros alemanes. Parecido a lo que pasaba en Argentida con los pesos convertibles al pasarlos a dólares.Tanto es así, que dicha transferencia europea genera una deuda del Banco de España con el Bundesbank. ¿Chocante?
La orden de transferencia resta el importe de la transferencia del balance del banco comercial de origen, pasa por el Banco de España que se tiene que anotar una deuda para con el Bundesbank. Este último anota un abono en su activo, lo comunica al banco destinario, quien a su vez lo abona a la cuenta final.
El Banco de España ha llegado a adeudar en 2012, a través del sistema Target 2, hasta 400.000 millones euros al Bundesbank, a sumar al resto de deuda pública y privada con el exterior. Esto es un desequilibrio enorme en el sistema de bancos centrales europeos, pero que ha sido aceptado para soportar la unión monetaria.
Fuera de la Eurozona, en los intercambios económicos entre distintos países con sus monedas soberanas, cuando un país sufre un progresivo déficit comercial y de balanza de pagos, se ve obligado a devaluar la moneda.
En el marco de una unión monetaria, cuando se produce este déficit, el ajuste pasa por reducir costes laborales mediante el mecanismo de la reforma laboral, el paro y la precariedad que obligan a la sociedad a aceptar trabajos peor pagados.
Volviendo al tema del post, creo que ahora podéis entender que el euro es perfectamente desmantelable, puesto que las estructuras de bancos centrales nacionales siguen intactas, puesto que la contabilidad Target 2 registra con detalle las deudas entre los bancos nacionales, y puesto que se sabe perfectamente qué euros se deben cambiar a qué nuevas divisas soberanas.

No existe voluntad de explicar a los ciudadanos esta arquitectura del Euro para no afectar a la confianza que tiene la población en su moneda. Los ciudadanos empezarían a mirar las letras en los billetes, coleccionando los de la letra X e intentarían abrir cuentas en Alemania.
Pero esto último no es tan fácil, ya que se han puesto todas las trabas posibles para evitarlo. Hace falta tener más de 50.000 ó 100.000 euros (según los bancos) para poder gestionar desde España la apertura de una cuenta en una sucursal alemana de un banco español. Ir de viaje a Alemania y abrir una cuenta sobre la marcha tampoco es fácil, puesto que suelen pedir justificante de residencia en ese país.
Como siempre, quien tiene capital no tiene problemas para ponerse a cubierto de lo que pueda pasar con el euro, pero el ciudadano común ahorrador, pocas opciones tiene más allá de sacar su dinero del banco.
Buena suerte.
Gabriel Asuar Coupé
desgobierno.es
21 de enero de 2015
euro introducido el uno de mil novecientos noventa ynueve .el euro representa un paso recibido
pues ovio