Crítica constructiva y reflexión sobre la regulación administrativa, en base al programa de Salvados del 3 de marzo de 2013 titulado Emperdedores, con subtítulo «¿Es España un país para emprendedores?».
En el programa de ayer, Jordi Evole entrevista -entre otros- a Joan Rosell, el presidente de la CEOE que sustituye al presunto delincuente Gerardo Díaz Ferrán. Que Rosell diga barbaridades que atentan contra el bienestar de los trabajadores es comprensible en alguien que textualmente «defiende y representa los intereses empresariales antes los poderes públicos y la sociedad en general». Pero que Jordi Evole no dé voz a la tesis contraria respecto del supuesto exceso de regulación y trámites administrativos para las empresas, es menos comprensible. En este artículo voy a colmar ese vacío.
Antes de nada, quiero aclarar que los programas que más admiro de la televisión actual son Salvados y La Sexta Columna. Así que la crítica que voy a hacer de la entrega de ayer no se produce desde la animadversión, sino desde el profundo aprecio por la función impagable que está desempeñando el programa y el esperanzador éxito de audiencia que ha conquistado.
La tesis del Salvados de ayer era que en España hay una excesiva dificultad administrativa para crear empresas. Ponían el curioso ejemplo de que, según el indicador Doing Business 2013 del Banco Mundial, es más fácil establecer una empresa en el Congo que en España, y entrevistador y entrevistado (Alejandro Vesga, revista Emprendedores) se quedaban tan anchos. Si lo dice el Banco Mundial…
Para elaborar ese índice no debe importar que en la República «Democrática» del Congo las empresas extranjeras sólo tengan que sobornar a la familia del dictador Joseph Kabila, y así obtener permiso para contaminar ríos, explotar mano de obra infantil, establecer seguridad privada con mercenarios, deforestar el país o desplazar a poblaciones autóctonas. Lo que le importa al Banco Mundial es que en el Congo cuesta menos tiempo y papeleo montar una empresa.
Por suerte, el ejemplo del Congo es perfecto para entender la crítica que hago a Rosell primero y a Salvados después por no haber entrevistado a un funcionario o a un técnico de la administración. Este nos habría justificado que la aplicación de las normativas de incendios, de medio ambiente, de ordenación del territorio, de contaminación acústica, de suelos contaminados, de seguridad y salud laboral y otras muchas, implican la existencia de departamentos administrativos que las vigilen.
Soy arquitecto por formación, y en mi trabajo estamos visitando con frecuencia oficinas de la administración para tramitar permisos de colocación andamios, de inicio de obras, de primera utilización, licencias de apertura, expedientes de legalización y un largo etcétera. A veces resulta una agonía, pero os aseguro que la finalidad de toda esta normativa y exigencia de licencias es proteger al ciudadano, en mi caso al futuro usuario de un edificio, y sus vecinos.
Si redujéramos -o «simplificáramos»- la regulación y la administración como reclaman los empresarios en boca de Joan Rosell, quizá adelantaríamos al Congo en el mencionado ranking del Banco Mundial, pero sería a base de permitir al mundo empresarial la misma desregulación que ha llevado al abuso total del mundo financiero.
La administración, aún siendo mejorable en incontables aspectos, es un contrapeso fundamental para acotar la libertad de quienes tienen dinero para comprarlo casi todo. Te puedes llamar Bertín Osborne o Antonio Banderas y estar forrado de pasta, que si construyes un chalet a menos de 100 metros del mar, tendrás que pagar su derribo.
Tenemos evidencias de que nuestra democracia está secuestrada por el capital, y de que los políticos hacen lo imposible para favorecer a quienes les financian, pero si hay un contrapoder frente a todo ese clientelismo y corrupción, es precisamente el cuerpo de funcionarios de la administración.
No hay que confundir a los funcionarios de carrera que han entrado mediante oposición pública y que aplican las leyes con independencia (la «tecnoestructura», como lo llama Joan Rosell para que resulte tan antipático como un «tecnócrata») con todos los cargos de designación política que dirigen esos departamentos y que suelen llevarse a tiros con los primeros, precisamente por no prestarse a favorecer a los colegas del partido o a los familiares. El presidente de la CEOE lo reconoce en la entrevista, aunque no sea con esas palabras.
Con menos regulación y menos funcionarios (que no temen un despido por no contentar a intereses particulares) la desigualdad social se dispararía aún más, ya que la libertad económica y empresarial siempre favorece al que más dinero tiene. Ese es el resumen del liberalismo, bonita palabra para un concepto tan terrible.
Pero volviendo al problema de fondo, el argumento de Joan Rosell es que la complejidad administrativa supone costes para las empresas que las vuelven poco competitivas, y las lleva a deslocalizar su producción o quebrar, despidiendo en ambos casos a sus trabajadores.
Curiosamente, el presidente de la CEOE no dice nada de la repercusión del elevado valor de la moneda única en la competitividad española. Desde que comenzó a circular físicamente el euro en 2002 con un valor de 0,80 dólares, este ha ido subiendo progresivamente duplicando su valor en 2008 con unos increíbles 1,60 dólares, para recortar hoy en día hasta unos 1,30 dólares, que siguen siendo demoledores para nuestras exportaciones.
Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de los intercambios comerciales entre países se negocian en dólares, así que cuando la moneda de un país duplica su valor respecto del dólar, toda su producción industrial se vuelve dramáticamente cara para el resto del mundo.
Rosell, que representa a la patronal de los empresarios españoles, defiende básicamente los intereses de las grandes empresas que, o bien han deslocalizado ya su producción, o bien son bancos. Las pequeñas y medianas empresas que siguen produciendo en España están siendo erradicadas por culpa de unos costes laborales -denominados en euros- que son insostenibles.
O se devalúa la moneda nacional mediante la salida del euro, o se devalúan los sueldos mediante reformas laborales y millones de parados suplicando trabajo en condiciones precarias. ¿Nos han preguntado los políticos nuestra preferencia?
Jordi, ¿para cuándo un programa sobre las consecuencias del euro?
Un abrazo.
Gabriel Asuar Coupé
desgobierno.es
4 de marzo de 2013
Extraordinario. Me ha quitado vd. las palabras de la boca con respecto a los funcionarios.
Resulta que hasta hace poco los Rosells de turno y asimilados decían que los funcionarios nos tocamos las narices a dos manos y ahora resulta que no, que nos inventamos papeleos y procedimientos innecesarios para trabajar mucho, mucho, y sentirnos importantes y necesarios.
Como decía mi abuela, esto es pa mear y no echar gota.
— Yo diría que no es “un resumen del liberalismo”, sino del NEOLIBERALISMO. El liberalismo preconizaba la competencia perfecta (que todas las PYMES pudiesen competir decentemente) y la lucha contra un Estado feudal opresor y parasitario.
— El neoliberalismo, en cambio, quiere la desregulación total para que las Grandes Empresas puedan aplastar a las PYMES y a los asalariados, eliminando mediante clientelimo político (=corrupción) todo asomo de competencia real, y que casi desaparezca el Estado (el que presta servicios esenciales a los asalariados:educación, sanidad, seguridad social… ; pero dejando el que presta servicios valiosos a las rentas altas: policía, ejército, justicia, infraestructuras…), para no pagar casi impuestos (=reducción de beneficios) y eliminar la regulación que protege a las PYMEs del avasallamiento de las grandes corporaciones.
— Resumiendo, que el Neoliberalismo es un NEOFEUDALISMO al servicio no de los nobles, reyes y clero, sino de las Grandes Empresas sobre toda la sociedad. El liberalismo, con sus límites, tenía vocación de liberar de la opresión, y el Neoliberalismo tiene la vocación de devolvernos a la esclavitud (por deudas). Un saludo.
NNZN, no lo podrías haber explicado mejor.
Hola NNZN, tienes toda la razón en tu apreciación, si te refieres al liberalismo original que se oponía al conservadurismo.
En origen, el liberalismo de los siglos XVIII y XIX reclamaba las libertades individuales, la igualdad de todos los ciudadanos, el derecho a la propiedad privada, la división de poderes, la abolición del absolutismo y otras conquistas sociales que en nuestras democracias se suponen por defecto.
De hecho, los liberales en EEUU son los del Partido Demócrata, en contraposición al Partido Republicano aún más conservador.
Pero cuando hoy en día alguien se denomina liberal en Europa, quiere decir algo que va mucho más allá de las conquistas sociales originarias del liberalismo, y se refiere al liberalismo económico, en oposición a toda regulación estatal del entorno económico, en oposición al desempeño público de servicios como la sanidad o la educación universales, y en oposición a la redistribución social de riqueza.
Perdóname NNZN por usar la acepción vulgar del liberalismo, pero es para que no se «libren» de crítica los que se denominan liberales cuando realmente son neoliberales (como Esperanza Aguirre).
Quizá Rosell no habló de cómo lastra la moneda única a nuestra competitividad, porque no lo hace:
http://www.icex.es/icex/cda/controller/pageICEX/0,6558,5518394_5519005_6366453_4672401_0_-1,00.html
http://blogs.elconfidencial.com/economia/el-observatorio-del-ie/2012/09/13/por-que-las-exportaciones-espanolas-crecen-mas-que-las-chinas-7417
http://www.elconfidencial.com/economia/2013/01/16/resurgen-las-exportaciones-espana-es-el-tercer-pais-con-mayor-deficit-comercial-de-la-ue-112940/
Si leen esos links, verán que nuestras exportaciones están en un crecimiento casi nunca visto, mayor que el de China. Sin embargo, también verán que tenemos déficit comercial todavía. Eso sí, tenemos tan solo una 5ª parte del déficit de otro país europeo, que es el que peor lo lleva. ¿Cuál? Reino Unido, que curiosamente no está en el euro.
Al contrario de lo que intentáis aquí defender, la tecnoestructura que defiende Rosell sí es un lastre para las pymes. Pondría ejemplos, pero los del mismo Salvados hablan por sí solos: el hombre que quería montar la plantación tuvo que estar 3 años pidiendo permisos y realizando papeleo, incluyendo entre estos, un «informe de la no necesariedad de elaborar un estudio arqueológico», u otro de «ruidos» (lo cual es inútil dado que sus vecinos más cercanos están a 3 km, y la siembra no es una actividad potencialmente ruidosa). Pero ahí no quedan las cosas. Crear una empresa en España lleva mínimo 28 días, y 10 trámites físicos (aunque ahora, la Comunidad de Madrid, ha llevado a cabo una iniciativa ¿novedosa? para que puedan hacerse online casi todos). En Londres, una empresa se hace online en 24h, y no por ello pasan cosas malas.
Quizá en el caso de la arquitectura tenga sentido pedir tanto permiso (aunque luego pa qué, si hasta a Calatrava se le caen las obras…), pero hay muchísimos otros casos en los que no, o en los que al menos todo podría simplificarse, para mejorar un poco las cosas.
Hola pepillo,
Nadie discute que una moneda muy cara perjudica gravemente a las exportaciones, y que potencia las importaciones (luego la balanza comercial). Nadie discute tampoco que el euro está sobrevalorado para la economía española, e infravalorado para la alemana.
Si estamos equilibrando desde 2009 el déficit comercial, es porque el consumo interno se está desplomando, y eso afecta también a las importaciones. Pero el día que el consumo se recupere, volveremos a ver crecer el déficit comercial, ya que la deflación interna es un proceso muy largo de realizar (además de extremadamente doloroso para la clase trabajadora).
Cierto, el Reino Unido tiene un gran déficit comercial y no está en el euro, pero también EEUU tiene un gran déficit y no está en el euro. No es «estar en el euro» lo que hace tener déficit, sino tener una moneda sobrevalorada, y eso es el euro para España.
Yendo al caso particular que comentas del programa Salvados, los bienes arqueológicos -que pertenecen a la sociedad entera- han sido habitualmente masacrados por la actividad económica y la construcción. Cuando aparecen unos huesos en una excavación, las constructoras y los promotores se apresuran en destruirlos a toda prisa sin preguntarse por su valor, antes de que la administración se entere. Así, estamos destruyendo nuestra capacidad de entender el pasado del hombre en la península ibérica, todo un atentado cultural.
Por eso, en zonas en donde se tiene constancia de la probabilidad de yacimientos arqueológicos, la administración puede exigir un estudio previo a la realización de obras. Este hombre, si no se hubiera opuesto en un inicio a realizar este estudio, no habría retrasado tanto sus obras.
Por otra parte, respecto del ruido, no importa que no haya edificaciones a 3 km, lo que importa es que no haya terrenos de terceras personas cerca de sus instalaciones. Si su actividad fuera extremadamente molesta emitiendo ruidos, estaría hipotecando el uso del suelo vecino, que no es suyo.
Llegar el primero a un lugar no te permite hacer cualquier cosa, con la excusa de que no tienes vecinos con actividad. Dicho estudio de ruidos es un trámite necesario, pero bastante sencillo de encargar y realizar, sobre todo si la actividad es poco emisora.
Pepillo, has defendido al euro y has criticado los costes de la administración para la creación de empresas (que reconozco que son costes, pero que revierten positivamente en la sociedad), pero ¿y todo lo demás que he planteado sobre el contrapoder del funcionariado a los políticos y al poder económico que casi todo lo compra? ¿No será eso lo que enfucere a la patronal?
¿Y sobre el tejido industrial que estamos destruyendo mientras importamos casi todos los bienes de consumo al extranjero, pudiendo fabricarlos nosotros mismos? De ahí los millones de parados. La burbuja inmobiliaria fue una ocupación temporal para los trabajadores que la industria destruía. Nos hemos cargado un modelo productivo sostenible por culpa del euro.
El neoliberalismo defiende que la tarta se hace más grande con el libre comercio (lo cual puede ser cierto, hasta que las desigualdades gripan el sistema en forma de crisis), pero nunca se habla de cómo se reparte esa tarta.
Decididamente, yo prefiero una tarta algo más pequeña, pero mucho mejor repartida. A medio plazo, una tarta mejor repartida se puede hacer mucho más grande, como demostraron las tres décadas gloriosas después de la Segunda Guerra Mundial.
Saludos cordiales, y gracias por comentar.
Gabriel.